Asertividad es la capacidad de expresar lo que pensamos, sentimos u opinamos de la forma adecuada en el momento oportuno y sin hacer daño a los demás. ¿Qué te parece? A mí cosa de Meigas. Forma parte del mundo de la magia de la comunicación. No fuimos educados para ello, ¿Cuántas veces siendo infante tuviste que dar un beso a alguien que no querías?.
La asertividad pertenece a un mundo en el que yo me cuido, me respeto y respeto a los demás. Un mundo en el que por encima de recibir el amor de los demás yo me amo. Su origen etimológico me resulta clarificador: “assertus”, aserto, me afirmo y autoafirmo. De todo esto va la asertividad.
Expresar lo que pensamos ya nos resulta difícil, pero ¿y lo que sentimos? Demasiado a menudo elegimos el momento interpretando si será o no el mejor para el otro pero… ¿es nuestro momento? Y si a esto le añadimos el «sincericidio» (persona que dice lo que piensa y además expresa: “yo te digo lo que pienso siempre, si te molesta es cosa tuya”) … se convierte en cosa de Meigas.
Es urgente entrenar e incorporar la asertividad en nuestra forma de comunicarnos con los demás y con nosotros mismos. Porque, además, es una fabulosa herramienta para potenciar nuestra autoestima. Podemos entrenarla poco a poquito y que pase de ser cosa de Meigas a realidad.
¿Te atreves?
Comienza utilizando tus cinco sentidos en la lectura del precioso poema de Hugo Flikenstein
“NO” es “NO”
Y hay una sola manera de decirlo: NO
Sin admiración, ni interrogantes, ni puntos suspensivos.
NO, se dice de una sola manera.
Es corto, rápido, monocorde, sobrio y escueto.
NO.
Con la misma entonación.
NO.
Como un disco rayado.
NO.
Un No que necesita de una larga caminata o una reflexión en el jardín
No es NO.
Un NO que necesita de explicaciones y justificaciones, no es NO.
NO, tiene la brevedad de un segundo.
Es un NO para el otro porque ya fue para uno mismo.
NO es No, aquí y muy lejos de aquí.
NO, no deja puertas abiertas ni entrampa con esperanza, ni puede dejar de ser NO, aunque el otro y el mundo se pongan patas arriba.
NO, es el último acto de dignidad.
NO, es el fin de un libro, sin más capítulos ni segundas partes.
NO, no se dice por carta, ni se dice con silencios, ni con voz baja, ni gritando, ni con la cabeza agachada, ni mirando hacia otro lado, ni con símbolos revueltos, ni con pena; y menos aún, con satisfacción.
NO es NO porque NO.
Cuando el NO es NO, se mirará a los ojos y el No se descolgará naturalmente de los labios.
La voz del NO, no es trémula, ni vacilante, ni agresiva y no deja duda alguna.
Ese NO, no es una negociación del pasado; es una corrección al futuro
Y sólo quien sabe decir NO puede decir Sí.
Y en Coaching Camp añadimos… te podré dar un no (sin culpa) si antes fue un SÍ para mi. Yo elijo.
Además, si quieres seguir aprendiendo…

Estas son otras de las próximas formaciones que ofrecemos…
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Capacitamos y potenciamos el talento de los profesionales que quieran ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas mediante el coaching, la inteligencia emocional, y la PNL.

