Comemos por razones biológicas, sociales y emocionales. Comer es un acto fisiológico y un evento psicológico. Comer lo que nos gusta nos produce placer y la privación mental de comida es el mayor agorero de los fracasos nutricionales y/o de los desórdenes alimenticios.
Claro que no necesariamente me refiero a la privación que se genera como producto de una dieta estricta para perder peso. Hoy por hoy, muchos de nosotros acudimos a un especialista en nutrición o a un dietista para adoptar hábitos de alimentación más saludables, para regularizar algunos valores del organismo, para mejorar el rendimiento deportivo y/o para mejorar nuestra calidad de vida en general.
La formación en coaching nutricional cambia el concepto del paciente como un sujeto pasivo. Hasta hoy, es posible que en esta dualidad nutricionista-paciente, el primero pregunte, prescriba y sugiera, mientras que el segundo intentará obedecer y respetar las consignas recibidas. El coaching nutricional, respetando los planteamientos originales del coaching, vira esa relación hacia un enfoque en el que el profesional concibe a la persona como parte activa y responsable de sus propias acciones, capaz de tomar conciencia de la importancia del proceso de cambio que está por comenzar.
Quiero decir, un nutricionista o un dietista tienen conocimientos específicos y necesarios para diseñar y abordar cualquier proceso nutricional. Sin embargo, no tiene demasiadas herramientas para hacer que ese proceso se cumpla exitosamente. De hecho, más de un especialista se reencuentra con sus pacientes pasado un tiempo –con las mismas problemáticas o incluso agravadas-, o no los ve nunca más.
Si consideramos, por ejemplo, las dietas relacionadas con la pérdida de peso, entendemos que por lo general son sumamente estrictas en relación a qué comer, cuándo y cómo hacerlo. Aunque quienes acuden a un tratamiento saben de esto, eso no los libera de algunas cuestiones:
- Las perciben como restrictivas y los permitidos como espacio para el atracón compensatorio.
- Piensan que “nada es diferente a la vez anterior, por ende fracasarán antes o después”.
- Ven la meta –bajar 20 kilos- demasiado lejana.
Coaching Nutricional y Calidad de Vida
No obstante, en oposición a estos sistemas restrictivos y negativos, el coaching nutricional apuesta por un planteamiento de mejora en la calidad de vida en virtud de los verdaderos objetivos del paciente. Claro que para dar con esos verdaderos objetivos habrá que averiguar la verdadera motivación que hace que alguien se proponga un cambio profundo y, además, quiera lograrlo: el “para qué”.
En este sentido, es muy interesante el modelo de cambio definido por Prochaska y Diclemente, quienes observaron que las personas que logran cambios intencionales en sus conductas habituales lo logran a través de un proceso dinámico integrado por cinco etapas:
- Precontemplación: desconoce que los hábitos alimentarios poco saludables ponen en riesgo su salud; o reconoce el problema, pero se niega a hacer cambios en su conducta.
- Contemplación: reconoce sus hábitos inadecuados; reconoce que sus conductas ponen en riesgo su salud y está dispuesto a hacer cambios en los próximos meses.
- Preparación: evalúa el tema y se dispone a hacer sus primeros cambios en los próximos 30 días.
- Acción: trabaja activamente para revertir las conductas poco saludables.
- Mantenimiento: convierte las conductas en hábitos saludables. Debe mantenerlas habitualmente –y durante unos 6 meses aproximadamente-, para no regresar a las etapas anteriores.
Este modelo de cambio contempla la recaída, pero sin otorgarle esa connotación tan negativa a la que estamos acostumbrados. La prevé porque es parte de una realidad y no significa el cambio total o el abandono abrupto y definitivo del tratamiento. Simplemente, apunta que cuando la persona deja de tener la conducta adecuada (por ejemplo un atracón o una ingesta indebida de azúcares) debe iniciar nuevamente el ciclo para revisar su motivación (su “para qué”) y su plan de acción.
Afrontar retos con otra perspectiva es la clave del coaching en general y del coaching nutricional en particular. Parte de obtener el éxito en los planes nutricionales es dar con las verdaderas motivaciones del paciente; encontrar el “para qué” –y de forma positiva-, a través de preguntas como: ¿qué sentido tiene para mí lo que quiero conseguir? ¿Para qué lo quiero conseguir? ¿Qué propósito tengo?
La Certificación Universitaria en Coaching Nutricional impartida por el Fitness Coaching Institute, facilita el conocimiento teórico-práctico sobre las herramientas necesarias para hacer del coaching nutricional tu profesión o bien para utilizarlas como complemento perfecto en los servicios profesionales de nutrición, salud y/o entrenamiento.